La nuestra es esencialmente una época trágica, así que nos negamos
a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre las
ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas
esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay un camino
suave hacia el futuro, pero le buscamos las vueltas o nos abrimos paso
entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los
firmamentos que se hayan desplomado.
El amante de Lady Chatterley, D. H. Lawrence