Amanecí desnuda...
...diríase que con la luz sobre los ojos y más tibia. Por primera vez mi cuerpo
era del alma. El corazón disperso entre las manos. Tan brillante mi deleite, en las muñecas y en la boca la sonrisa en gritos como un santo que vivió revelaciones, ese canto de agua que disfruta un pájaro en silencio, la tensión plácidamente rota, sorprendida, alucinada.
Mónica Melo
No hay comentarios:
Publicar un comentario