Soy su prisionero.
Me llama y se esconde,
me sigue y grita mi nombre,
y cuando vuelvo el rostro hacia ella,
me cubre como una noche de estrellas
mientras se ondula y balancea encima de mí,
como una galaxia de fuego.
Giro y giro,
me adentro...
me adentro en ella,
hasta que grita mi nombre.
Inspirado en un poema de Vicente Huidobro
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