sábado, 10 de marzo de 2012
Una refrescante sombra
Yo estaba allí tendido como muerto, y una refrescante sombra cayó sobre mi cara. Siri me tocó la frente. Me acarició la mejilla. Puso su oído en mi corazón, me examinó y sentí su cuerpo sobre el mío. Al poco se extendió y tomo la forma de una flor, de una flor brillante y profunda. Se abrió y creció hacia mi rostro, rodeó mi cuello como un collar... hasta que sentí la boca de Siri ...
Antje Rávic Strubel, Capas más frías de aire.
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El calor de una mujer...
ResponderEliminar...es un calor que quema perdidamente, que te atrae sin remedio, como las sinuosas llamas de una hoguera salvaje...
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