miércoles, 30 de mayo de 2012

Cierta noche...




Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocian
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasadizos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acerca y aleja
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado
quien sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.


Wislawa Szymborska, Amor a primera vista



2 comentarios:

  1. Gracias por recordar a la enorme Szymborska. Siempre es un gusto pasar a tu casa.

    Saludos...

    ResponderEliminar
  2. Un placer recibirte, ángel.
    Un saludo

    ResponderEliminar